El castillo fue de vital importancia, ya que su estratégico emplazamiento, garantizaba la seguridad de la capital cordobesa. Su cercanía al río Guadalquivir le permitía el control del tráfico fluvial en una época en la que el río era navegable hasta Córdoba.
De esta imponente construcción defensiva, podemos destacar dos de sus nueve torres: la del Homenaje y la de la Escuela, situadas una en frente de la otra. Pero no son éstos los únicos elementos que podemos contemplar en la fortaleza: el patio de armas, las murallas e incluso los aljibes son dignos de mención individualmente. En definitiva, su visita es como un viaje en el tiempo.
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